Voces nocivas

No debéis desesperaros ante aquello que no podéis escuchar, porque aquello que no escucháis es exactamente lo que no debéis escuchar. Vosotros tenéis la sabiduría, la luz, la memoria de todas las vidas y el conocimiento; las ansias de respuestas se pueden convertir en falsos deseos de crecimiento y por eso, es muy necesario que respetéis el momento en el que debe de ocurrir cada acontecimiento, pues por algo sucederá, nunca será demasiado tarde ni demasiado pronto, será justo cuando deba de ocurrir. Junto a vosotros se están situando guías que no tienen los mismos sentimientos que vosotros, no padecen miedo, ni tienen dudas, ni rencor, ni odio, ni siquiera pueden hablar de ello, pero sí que pueden recomendar cómo eliminar vuestros propios dolores mentales y las dudas, pero no pueden elegir por vosotros y no os pueden obligar, pues vosotros tenéis vuestro propio criterio y libre albedrio.

Es importante que entendáis que un guía no os puede hablar mal de otro ser, ni de otra persona, ni actuar contra ellos; tal vez os pueda decir el proceso que ese ser está viviendo, pero nunca os hará saber que ese otro ser no es fruto divino, pues el estado desde el que habla un guía, el acompañamiento a vuestra esencia, permanece desde la luz, y desde ese lugar, solo se puede ver la divinidad, la luz.

En ese estado no caben las dudas, ni el miedo. También es importante que entendáis que hay veces en que ciertas voces os manipulan, entre otras razones, porque vosotros sentís ganas de escucharlas, vuestro ego disfruta escuchando este tipo de voces nocivas, y no son verdaderas, son voces para el orgullo y para la soberbia. Hacerles caso en algunos momentos puede ser parte del camino y servir para despertar a esa verdad y trascenderla, pero permanecer en esa tesitura puede llevaros a alejaros más y más de la verdad, de vuestro Yo Superior. Esas voces que os separan, que os enfrentan y que no os hablan bien de otros, no corresponden a ningún guía y debéis aprender a reconocerlas e iniciar el camino consciente de quienes son; por esa razón, no debéis permitir que vuestra sed de conocimiento os haga confundir la luz con el ego.

Angel Luis Fernández.